Los presupuestos del PP en Extremadura
no se salen de la tónica general de todos los presupuestos en los
que gobierna uno de los componentes del bipartidismo o de la derecha
en su versión autonómica. Ocurre semejante atropello en todas las
comunidades. Lo que ya me parece más preocupante es que el mensaje
del neoliberalismo ha calado hasta en sus víctimas, que como sabéis
somos la inmensa mayoría. Lo irremediable de los recortes, que
empeizan por los trabajadores y terminado por los pequeños y
medianos empresarios, esta asumido por una buena parte de los mismos.
Los intocables, bancos y grandes empresas, o sea los ricos, siguen
sin pagar la crisis, a pesar de ser los únicos responsables de la
misma.
Volviendo al asunto de los
presupuestos, Extremadura no es una excepción. Tampoco lo fue el
pasado año con los presupuestos del PSOE, que tenían la virtud de
recortar el 7 por cien y además de contar con una partida de
ingresos totalmente ficticia, como se está demostrando . La prórroga
de estos presupuestos no hubiese evitado los recortes, bien al
contrario dejaba al ejecutivo manos libres para hacer lo que quisiese
el gobierno de Monago y además echarle la culpa a la oposición.
No deja de ser un difícil dilema para
una fuerza política que se sitúa fuera del campo del
neoliberalismo, pero cuya opción es decisiva para que salga una u
otra “receta”. Además, en más ocasiones de las que son
deseables, sometida a presión como si la responsabilidad de gobierno
fuese de IU y lo hiciera desde una cómoda mayoría parlamentaria.
Otro elemento que distorsiona el escenario son los bulos
interesados, no sólo de pactos ocultos sino incluso de sobornos.
Con sus tres diputados IU tiene que
resolver este dilema. Lo puede hacer aferrándose a la bandera de “a
la derecha (PPSOE) ni agua” o intentando que las consecuencias de
estas políticas neoliberales tengan el menor efecto para las
personas más afectadas o sobre los servicios básicos esenciales.
Esta estrategia puede estar equivocada, se puede errar por actuar.
sin duda es discutible, pero es legítimo que en política se intente
conseguir objetivos que entren en los planteamientos de fondo de la
organización. También lo es el negociar desde la independencia. Si
no fuese así no tendría sentido el defender que no existan mayorías
absolutas. IU no está comprometida con ninguna decisión del
gobierno de Extremadura, sólo lo está con las decisiones que toma y
con los acuerdos puntuales a los que llega. Comprometida en velar por
su cumplimiento.
Si se entra en la vía de la lógica
parlamentaria, la consecuencia más lógica es la de presentar
enmiendas a los presupuestos. Es evidente que esto tiene las
limitaciones de aceptar las cifras marco de los mismos. Me imagino
que en esta dinámica y posteriores votaciones se podrán alcanzar
acuerdos que permitan modificar algunos aspectos más regresivos.
Acuerdos con cualquier grupo de la Asamblea.
Pero el terreno de la política no
debería quedarse secuestrado en las iniciativas parlamentarias. Nos
esperan momentos de mayor regresión en los derechos y conquistas
sociales. La derecha con la mayoría absoluta en el Parlamento va a
arramblar sin consideración. En frente estará un PSOE cómplice y
reducido y el resto de la izquierda plural, la verdad muy plural.
Toca mirar las líneas gruesas, recomponer y unificar lo que nos une
y sobre todo lo que tenemos en común frente a las políticas
neoliberales. Izquierda Unida en Extremadura deberá colaborar y
empujar en esta dirección. Desde la recuperación de la voz se
deberá ir quitando los velos al discurso neoliberal, con el fin de
movilizar al personal con la cabeza puesta en un paso más allá.
Otras políticas son posibles.